La difusión de una caricatura con una sátira en un campo de concentración pone en debate el límite de la libertad de expresión

26/Ene/2012

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La difusión de una caricatura con una sátira en un campo de concentración pone en debate el límite de la libertad de expresión

26-1-2012 ¿Hasta dónde la difusión en medios de comunicación de mensajes que rozan el odio debe ser tolerada y protegida por el derecho a la libertad de expresión? Esta interrogante surge a diario en los medios de comunicación, en particular, cuando en editoriales o columnas de humor se tratan asuntos sensibles.
La religión, la raza, la pertenencia a determinada nacionalidad o minoría, o las discapacidades generan polémica casi inmediata cuando son la inspiración para caricaturas, en las que suele hacerse una burla descarnada de los mismos.
En Estados Unidos, la primera enmienda de la Constitución protege el derecho a la libertad de expresión, incluido el “discurso al odio” (“Hate speech”, de acuerdo con la jurisprudencia norteamericana. En los hechos, se puede decir o publicar casi cualquier cosa.
En los últimos meses, por ejemplo, la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos autorizó a la Iglesia Baptista de Westboro, Kansas, a manifestarse en contra de la homosexualidad en los funerales de soldados muertos en conflictos armados.
La posición de Estados Unidos en la mayoría de los casos en que está en juego la libertad de expresión difiere con lo que ocurre en la mayoría de los otros países, en especial en aquellos con regímenes más autoritarios como Venezuela o Ecuador. Allí la sola crítica a la gestión del gobierno conlleva reprimendas del oficialismo, amenazas, juicios millonarios y encarcelamientos.
Los artículos de opinión, las columnas de humor o las caricaturas suelen ser causantes de esas respuestas desmedidas. En Ecuador el diario “El Universo” fue enjuiciado y condenado a pagarle al presidente Rafael Correa U$S 40 millones por una columna del periodista Emilio Palacios, que se exilió del país semanas antes de ser condenado a tres años de cárcel.
David Gueto Bajo el título: “Una aventura de David Gueto (en referencia al célebre Dj de electrónica David Guetta) el Dj de los campos de concentración en : Fiessta”, el periódico argentino “Página/12” publicó el jueves 19 una viñeta del caricaturista Gustavo Sala.
Primera escena. Un Dj pasa música a un grupo de judíos en un campo de concentración. “¡Vamos, putos, bailen! ¡Fiesta! ¡Fiesta!”, dice el personaje a modo de arenga
“No tenemos nada que festejar, David, nos matan y exterminan en masa”, le contestan los presidiarios.
Segunda escena. “¡Vamos che, no sean mala onda, chicos! A bailar arriba”, dice David el Dj.
“Nos matan en cámaras de gas y hacen jabones con nosotros. ¿Sabías eso?”, le contestan los reclusos.
Tercera escena. Aparece el personaje de Adolf Hitler y les dice a los presos: “Che, David tiene razón: un poco de diversión no les vendría nada mal”.
“Sí señor Hitler”, contestan los presos.
“Vamos, a divertirse que la vida es corta”, agrega Hitler.
Cuarta escena. Mientras lo judíos bailan y gritan “¡Fiesta!”, Hitler le dice al Dj: “Gracias, David, si están relajados, los jabones salen mucho mejor”.
“Me imagino, ja, ja”, contesta.
Repudios y perdón. La polémica tardó pocas horas en desatarse. El escándalo surgió primero en las redes sociales donde cientos de usuarios condenaron la viñeta y criticaron al diario por haberla publicado.
A nivel institucional, la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) y la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) repudiaron duramente a la caricatura y a su autor.
En un comunicado difundido el viernes 20, la DAIA, representación política de la comunidad judía argentina, repudió “enérgicamente el contenido de la tira humorística” de Sala.
“Cercanos al Día Internacional de Recordación del Holocausto y a los 70 años de la puesta en marcha de la ‘Solución Final’ decidida en la Conferencia de Wannsee, mantenemos el respeto a la memoria de la Shoá –tragedia de la humanidad- y condenamos aquellas expresiones, pretendidamente humorísticas, que constituyen una ofensa a lo ocurrido”, declaró el secretario general de la DAIA, Fabián Galante.
Mientras, el titular de la AMIA, Guillermo Borger, afirmó: “Me da vergüenza ajena que aún pueda existir alguien con tan poco cerebro”.
“Es muy lamentable que en esta sociedad en la que buscamos integración y pluralismo existan seres inadaptados. Evidentemente (es) un retroceso que solo podemos aborrecer y descalificar con todas nuestras fuerzas”, añadió.
Ante la ola de protestas, “Página/12” emitió un comunicado en su portal de Internet en el que pide disculpas. “De acuerdo con su histórica toma de posición en contra de la discriminación, “Página/12” lamenta haber provocado angustia o dolor y pide disculpas a todos los que pudieran sentirse afectados”, señala.
La declaración del periódico pareció insuficiente para el Comité Central Israelita del Uruguay. La organización emitió un comunicado el lunes 23 en el que califica la viñeta de “nazi” y opina que su autor debería pagar con “expulsión y prisión”.
“¿Cuándo hay que decir basta? ¿Cuándo se terminará este resurgimiento nazi de estrategias odiosas tan viejas como los milenios de antisemitismo que le dieron origen a la peor barbarie cometida por la Humanidad?”, cuestiona la organización en el comunicado. “Asombra que pareciera desconocerse el  horror de los campos de concentración o su propia existencia, a solo setenta años de sus horripilantes aberraciones. ¿Se tratará solamente de desconocimiento, o es algo peor aún?”, agrega.
“¿Por qué el diario no expulsa al caricaturista demente, o al Jefe de Producción, o saca una tirada en página central en negro, con un solo título enorme blanco, que diga VERGÜENZA y DISCULPA, sin más contenido en toda la edición, además de echar a los responsables? No tenemos datos suficientes para aseverar si es por estupidez, falta de razón o porque predomina la mala intención sobre toda actitud o facultad”, advierte la organización.
Otros casos. En noviembre de este año una caricatura publicada en el diario israelí “Haaretz” provocó una crisis internacional. En el dibujo se ve al jefe de gobierno Benjamín Netanyahu y al ministro de Defensa, Ehud Barak, impartiendo instrucciones a cuatro pilotos que van a bombardear instalaciones nucleares en Irán. Al finalizar, Netanyahu pide a los efectivos de la Fuerza Aérea: “Y a la vuelta, ¡bombardeáis la oficina de la Unesco en Ramala!”.
Nimrod Barkan, embajador israelí ante la Unesco fue llamado a consulta –una medida de protesta en la diplomacia internacional- por la difusión de esta caricatura.
El incidente más grave por la publicación de una viñeta ocurrió en febrero de 2006, luego de que el periódico danés “Jyllands-Posten” publicara una serie de 12 caricaturas de Mahoma.
En varios países islámicos la difusión de esos dibujos fue considerada un agravio. Incluso, varios fanáticos amenazaron de muerte a los caricaturistas del diario.
Tanto el gobierno de Dinamarca como el periódico declinaron disculparse por considerar que la publicación de esos dibujos está dentro del derecho a la libertad de expresión.